Érase una vez un zorro astuto con el pelo anaranjado. Quería encontrar el tesoro que unos piratas escondieron y del que casualmente encontró el mapa. El tesoro se escondía en una cueva al otro lado del valle donde vivía.
Un día decidió ir a por el tesoro. En el camino encontró un jardín en el que había un jardinero que le impidió pasar, pero el zorro le formuló un enigma y mientras lo pensaba escapó y siguió buscando el tesoro.
Al caer la noche se hospedó en una posada y a la mañana siguiente siguió su camino.
Caminando encontró un río muy largo del que no se veía ni el principio ni el final. Para poder cruzarlo tuvo que construir una balsa. Al llegar al otro lado del río encontró la cueva, que estaba protegida por un terrible ogro. El zorro intentó vencerle pero no pudo. Entonces, tuvo la idea de llevarlo hasta el río. El zorro cogió la balsa y navegó hasta el otro lado. El ogro le persiguió pero no sabía nadar, a si que se hundió.
Al final, el zorro llegó a la cueva y consiguió el tesoro con el que vivió feliz para siempre.
Gonzálo Martín González
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